OBAMA'S CHANNEL RUMBO A BRASIL
Llegó la hora de la verdad. El momento supremo. La cita más esperada cada 4 años (sólo superada, en número de audiencia, por los Juegos Olímpicos). Es el Mundial de Fútbol. Un evento cuya final puede congregar a más de 1.100 millones de espectadores frente al televisor, como ya se dio en la Final del Mundial de Corea y Japón del año 2002, disputada entre Brasil y Alemania (en la que un joven Ronaldinho Gaucho ya empezaba a despuntar y a embobar con su enorme calidad)…y en la que no son pocos quienes ven a España, actual Campeona, revalidando el título de mejor Selección del Mundo, como ya hiciera en la pasada Eurocopa de Ucrania y Polonia, volviendo a alzarse como mejor Selección del ‘Viejo Continente’.
Cierto. No es ninguna locura pensar que España pueda volver a levantar el antiguo Trofeo Jules Rimet, pero me vais a permitir dos cosas. Primero, que os trate de tú y, segundo, que dude de las opciones reales que tiene ‘La Roja’. Luego, a la conclusión de éste análisis, os daré el nombre de la selección a la que apunto como próxima Campeona del Mundo.
Históricamente, España ha sido una selección llamada al fracaso. Estaba habituada a ello y, como tal, tanto los jugadores de las distintas generaciones como las aficiones que se han ido sucediendo lo tenían asumido. De hecho, España siempre había parecido estar maldita en la misma fase, en el mismo lugar, los famosos Cuartos de Final. El dichoso punto de no retorno. Hasta que llegó la tanda de penaltis contra Italia (Eurocopa de Austria y Suiza, 2008), en la que Cesc Fábregas enterró para siempre la maldición, y puso la primera piedra de toque para lo que vendría después. Sí, es cierto. España ya no es lo que era. Hace unos días vi un reportaje titulado ‘La Roja, de Brasil a Brasil’, en el que analizaban los cambios y el recorrido del combinado nacional hasta la sede del Mundial 2014. En dicho reportaje, Segurola decía que “no fue hasta la Eurocopa del 2008 cuando España encontró su estilo de juego. Hasta entonces, no jugaban a nada”. España siempre había sido ‘La Furia’, porque basaban todo su saber hacer al empuje, la garra, la lucha…en definitiva, a la furia.
Y todo cambió con Luis Aragonés. El ya desaparecido ‘Sabio de Hortaleza’ apostó por los bajitos, los puso a jugar, y nació el ‘tiki-taka’. Un estilo basado en la posesión del balón y en la rápida circulación del mismo. Paciencia, paciencia y más paciencia. Eran los ingredientes para cocinar a fuego lento la receta del éxito. Esperar, cambiar el esférico de un lado a otro (como si de un equipo de rugby se tratase) e intentar encontrar y aprovechar cualquier hueco que, a fuerza de empeño e insistencia, todos los equipos dejan. Y ello dio sus frutos. La recompensa llegó con la consecución del título de mejor equipo de Europa en 2008, el de mejor equipo del Mundo en 2010 y, nuevamente, la Eurocopa de 2012; éstos dos últimos ya con Vicente del Bosque como seleccionador. Así pues, la inercia lleva a algunos a pensar que también se va a conseguir el máximo premio en Brasil. Porque muchos piensan que las burbujas no explotan, que los éxitos no acaban, que la felicidad es permanente, que no existen más selecciones…Señores, vamos a pisar sobre terreno firme.
El ejemplo más claro nos lo ha mostrado el F.C. Barcelona. El equipo que muchos creíamos invencible, dictatorial, imperial (y que, de hecho, lo era), tuvo que abdicar (ya veis que no es nuevo esto de la abdicación) ante el más implacable de los justicieros; el tiempo. Y es que el fútbol no es más que eso. Los ciclos. Y éstos los marca el paso del tiempo. Pero los ciclos no son eternos (ni siquiera Matulasén lo fue) y siempre llegan a su fin. Y, seis años de ciclo victorioso, señores, son muchos años. ¡Que se lo digan al Barça!
Por supuesto, decir que los ciclos no son eternos no es ningún argumento futbolístico, ni razón suficiente como para privar de opciones a la campeona del mundo. Pero sí lo es decir que el juego de España ya no es ninguna sorpresa para nadie. Exactamente como le sucedió al Barça. Se ha vuelto muy previsible, los rivales lo saben y le esperan atrás, sabedores de que nada van a lograr intentado disputar el balón, pero conscientes de las grandes opciones de victoria que les brinda una defensa férrea y sin fisuras, amén de un contraataque rápido y letal. En mi opinión, ésta es la gran debilidad del juego de España, no tiene ‘plan B’. ¿Qué hacer cuando el rival no sale a jugar, cuando se planta fuerte atrás, cuando no podemos entrar ni por los costados ni, mucho menos, por el centro? No hay ideas. Se puede centrar, pero las alturas de Silva, Xavi, Iniesta, Mata o Villa no invitan a ello. Sí, sí. Tranquilos. Ya me acuerdo de Diego Costa, el último en llegar. Pero dejad que le vea jugando con la elástica roja, y luego hablamos de ello. Otros son, para mí, los hombres que pueden marcar la diferencia en ‘La Roja’.
Casillas, Ramos, Iniesta, Villa. ‘Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis’. Futbolistas consagrados, y sobre quienes, creo yo, recaerá toda la presión y responsabilidad de liderar las cuatro áreas del pasto verde.
Casillas, qué duda cabe, es un hombre afortunado. No sólo porque su debut en Champions se produjo por pura casualidad. Llegaba como portero del filial en tercera y, debido a las lesiones de gente que estaba por delante, pudo ir convocado para jugar, nada más y nada menos, que la Final de la UEFA Champions League, en el 2002 (la Novena)y contra el Bayer Leverkusen. Para redondear la fortuna, César, portero titular, se lesiona durante el partido, y Casillas es el encargado de sujetar la victoria madridista con dos paradas salvadoras. Aquí comenzó todo. A partir de ése momento, paradas colosales, vuelos espectaculares, intervenciones oportunas y desvíos casi milagrosos. Además, justo en la temporada en la que se ve obligado a jugar sólo Champions y Copa del Rey, llega a la final en ambos torneos (y los gana) y, para completar la fortuna, en un año en el que se daba por sentado la titularidad de Valdés para este Mundial de Brasil, se lesiona el catalán e Íker vuelve a verse defendiendo la portería española. Y qué decir de los palos, con los que parece mantener un idilio permanente. No en vano, es apodado ‘El Santo’. Así pues, España cuenta y contará con un seguro en la portería durante el Mundial que ya va a dar comienzo.
Sergio Ramos, ‘El Mohicano’. El hombre del año, sin duda. No sólo en España sino, me atrevería a decir, el hombre del año a nivel mundial (habría que ver qué dice el continente americano al respecto). Una temporada para enmarcar, la del camero. La consecución de la UEFA Champions League no es sino el broche de oro a una temporada, en lo personal, soberbia. Hablando de oro, ¿quién dice que sería una locura darle el Balón de Oro? Es un defensa portentoso, poderoso en ataque y eficiente en las labores principales de un zaguero. Si, como Cannavaro, lograse el Mundial con su selección, qué duda cabe que le sería más que merecido el prestigioso galardón individual. España cuenta y contará con un cerrojo en defensa. Aunque, eso sí, proclamarte Campeón del Mundo no te garantiza ser premiado con el Balón de Oro. Y, si no, que se lo digan a Andrés Iniesta.
‘El Mago’. El genio nacido en Fuentealbilla. El hombre de los goles de oro, de los goles milagrosos, salvadores. El hombre de los goles que, a la postre, te dan títulos. Tras una temporada llena de altibajos en su club, acumulando decepciones y fracasos futbolísticos, y sabiéndose rodeado de polémicas extradeportivas y los asuntos que conciernen a su renovación. Que si no encaja en el esquema del Tata (¡en qué esquema puede no encajar Iniesta!), que si no es titular, que si luego sí, que si no se lleva bien con Messi y por eso no le pasa el balón, que si quiere cobrar más, que si está triste…Todo ello, sumado al aborto de su segundo bebé, le han hecho atravesar, ataviado sólo con un bañador y chancletas (ahora que ya llega el verano), un campo de ortigas. En un año de oscuridad y sombras para el Barcelona, Iniesta ha sido uno de los pocos faros que iluminaban con cierta fuerza el juego de su equipo. Con la doble ‘X’ en una temporada poco bastante mala, Iniesta se erigie como el único hombre capaz de inventar algo en el campo que logre activar el juego de ‘La Roja’ y desactivar así el del rival. Don Andrés Iniesta será, para mí, el hombre clave del ataque español. Aunque no estará solo.
David Villa deberá será, en mi opinión, el ‘9’ de España. ¿Y Diego Costa? Bien, gracias. ¿Y usted, qué tal? Lo que quiero decir es que, en una temporada en la que ‘El Guaje’ se ha visto relegado a un segundo plano en el Atlético de Madrid, precisamente por la buena temporada del brasileño (no empecemos con tecnicismos, he dicho brasileño), nunca ha dejado de sentirse importante para el equipo, y así se lo ha hecho ver Simeone a lo largo de todos estos meses. No hay que olvidar que Costa acaba de salir de una lesión y, aunque parezca recuperado, también lo parecía el día de la Final de Lisboa, cuando tuvo que abandonar el campo tras 6 minutos de trote, a ritmo de “caballo”. Esa recaída no puede ser nada malo. Y si no se cuida y se recupera bien, puede dar al traste con las buenas temporadas que se le aventuran. Juegue con un falso ‘9’ (con casi total seguridad, Cesc Fábregas) o uno verdadero, lo cierto es que el ‘7’ de España no puede faltar en el equipo titular. No ya sólo porque es el máximo goleador de la historia de éste país, ni porque siga marcando goles a pares cuando todos hablan de Diego Costa, ni porque transmita buenas sensaciones, ni porque quiera desquitarse de la final perdida, ni porque su sola presencia sea sinónimo de peligro para el adversario, ni porque sea un referente para su equipo, ni porque sea muy bueno, ni porque…bueno, a lo mejor sí por todo ello. Pero, sea como fuere, lo cierto es que Villa está llamado a ser uno de los hombres del torneo. Yo apuesto por él.
Bueno, pensándolo mejor, es posible que España tenga más opciones de las que yo pensaba. Aunque sigo sin verla como máxima candidata a hacerse con el título. Brasil juega en casa, y otro ‘Maracanazo’ sería un mazazo para la alicaída afición local. Además, 12 años sin ganar un Mundial, son muchos años para la pentacampeona del mundo.
Así pues, todo está preparado. El Mundial a la vuelta de la esquina. Las emociones a punto de dispararse. La pasión desbordada. Ya llega. Se huele. Se siente. Se vive. El fútbol en todo su esplendor. El ‘Deporte Rey’ nos renueva ilusiones. Es el Mundial. Ya está aquí…
Se me olvidaba, yo apuesto por Uruguay…¡al loro!
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